EDITORIAL
A Baní hay que cumplirle
La avenida de circunvalación de Azua, inaugurada el pasado 15 de febrero, ha tenido un impacto positivo en la fluidez del tránsito en esa zona del Sur.
La de Baní está llamada a producir iguales impactos, contribuyendo así a descongestionar la única vía por la que circulan, desde la capital o hacia ella, los vehículos que se mueven en la región.
Esa circunvalación ha sido uno de los sueños dorados de los banilejos, desde los tiempos de Balaguer.
Discrepancias que surgieron luego tras una reconsideración del proyecto original dilataron el inicio de su construcción.
Ese impasse se subsanó con la instalación del nuevo gobierno del presidente Luis Abinader.
El 26 de noviembre del 2020, en uno de sus primeros emprendimientos, el Ministerio de Obras Públicas comenzó a cristalizar ese sueño.
Pero, por razones todavía no explicadas convincentemente, la obra no ha podido concluirse, aunque se han puesto cuatro fechas desde entonces, para abrirla al tránsito vehicular.
Los trabajos se han desacelerado, pese a que el ministro de Obras Públicas prometió que en septiembre de este año la circunvalación estaría terminada.
Ojalá que, para noviembre, fecha de las fiestas patronales, Baní pueda celebrar jubilosamente el estreno de su circunvalación y liberarse del ahogo, la congestión y la contaminación que producen las largas filas de vehículos de todo tipo tratando de cruzar por el centro del pueblo, para entrar o salir.
A Baní hay que cumplirle con esta obra, sin más dilaciones ni excusas.